La Excelencia del Conocimiento de Cristo en la Adoración
Conocer a Cristo en la adoración
En nuestra serie sobre Filipenses hemos explorado cómo Pablo nos enseña sobre el gozo en el servicio (Capítulo 1) y la humildad de Cristo como el modelo perfecto para nuestra vida de adoración (Capítulo 2). Ahora, en el Capítulo 3, Pablo nos lleva a un nivel más profundo, mostrando que todo lo que consideraba valioso en su vida, lo considera pérdida frente al conocimiento de Cristo. Para los ministros de adoración, este capítulo es una invitación a centrar toda nuestra vida y adoración en la excelencia de conocer a Cristo.
¡Valorando a Cristo por Encima de Todo!
En este capítulo, Pablo describe cómo anteriormente confiaba en su estatus y logros personales (Filipenses 3:4-6), pero ahora lo ve todo como pérdida comparado con el valor supremo de conocer a Cristo (Filipenses 3:7-8). Para Pablo, todo lo demás carece de valor en comparación con su relación con Jesús, y nos insta a vivir con esta misma perspectiva en nuestras vidas y ministerio.
Pablo expone cómo todo lo que consideraba ganancia, ahora lo ve como pérdida por amor a Cristo. Habla de despojarse de lo terrenal y de las obras de la carne para enfocarse en la excelencia del conocimiento de Jesús (Filipenses 3:8-11).

En la adoración, este pasaje nos enseña que no debemos centrarnos en logros personales, títulos o habilidades, sino en la relación profunda con Cristo. Como adoradores, nuestro valor y nuestra identidad no se basan en lo que hacemos, sino en a quién conocemos. Esto nos libera de buscar el reconocimiento de los demás y nos centra en agradar solo a Dios.
Como ministro de adoración, este capítulo me desafía a evaluar mi corazón y mis motivaciones. ¿Qué considero más valioso en mi vida de adoración? ¿Busco la excelencia en mi música y liderazgo para impresionar, o estoy centrado en conocer más a Cristo? Este pasaje me invita a poner a Jesús en el centro de todo lo que hago, a confiar en que su obra en mí es suficiente y a dejar que eso se refleje en mi servicio a la iglesia.
El Capítulo 3 de Filipenses es un llamado a despojarnos de todo aquello en lo que confiamos y poner toda nuestra atención y esfuerzo en conocer más a Cristo. Como adoradores, esto significa que nuestro enfoque no debe estar en las habilidades o en lo que podemos lograr por nuestra cuenta, sino en permitir que Cristo sea el centro de todo lo que hacemos. Nuestra adoración será más auténtica y poderosa cuando entendamos que el mayor tesoro es conocerlo a Él.
Próximo en la serie:
En el próximo capítulo, exploraremos cómo la paz de Dios guarda nuestros corazones y nuestras mentes en Cristo Jesús, y cómo esto impacta nuestra adoración y servicio.
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